Museo Arqueológico de Comayagua

El Museo de Comayagua, anteriormente conocido hasta el año 2008 como Museo Regional de Arqueología de Comayagua, representa un espacio arqueológico emplazado en la ciudad de Comayagua, Honduras. Fue establecido el 6 de junio de 1940 y está bajo la administración del Instituto Hondureño de Antropología e Historia.

Dentro de sus instalaciones, el museo alberga diez salas de exhibición que exploran la temática arqueológica relacionada con la historia del Valle de Comayagua, abarcando desde tiempos antiguos hasta la contemporaneidad. Destaca por ser el único museo en el mundo dedicado a la cultura lenca.

 
 

Introducción

Situado en el corazón de la ciudad, el Museo Arqueológico de Comayagua es un edificio colonial español construido a finales del Siglo XVI. En su interior, se desarrollaron eventos significativos que dejaron una huella indeleble en la historia de Honduras. Durante el periodo republicano, este lugar desempeñó roles fundamentales al albergar la Primera Casa Presidencial, el Congreso Nacional y la Corte Suprema.

Museo de Comayagua

 

Comayagua, ubicada a unos 90 kilómetros al norte de Tegucigalpa, se erige como la capital del turismo religioso y el epicentro de la historia de Honduras. Entre 1825 y 1880, la ciudad ostentó el título de capital, siendo testigo de hitos cruciales en la constitución y emancipación política del país.

El museo se presenta como un tesoro impecable y resplandeciente. A lo largo de sus diez salas, exhibe la cultura lenca y primitiva, proporcionando a los visitantes la experiencia de retroceder en el tiempo para explorar una parte significativa de la historia. Tras sus clásicas paredes, resguarda objetos valiosos relacionados con eventos políticos y religiosos que se remontan hasta el año 2000 a.C.

Historia

A fines del siglo XVI, la construcción que ahora alberga el museo fue erigida como residencia privada de Francisco del Barco y Santiponce, un conquistador español de San Jorge de Olancho. El diseño de la casa sigue el patrón típico colonial español, característico de las familias de alta clase de la época. Después del fallecimiento de Francisco del Barco y Santiponce, la propiedad pasó a manos de su nieta, Juana del Barco.

En el siglo XVIII, la casa fue adquirida por Joaquín Fernández Lindo y Molina, regidor del Ayuntamiento de Comayagua. Su hijo, Juan Lindo, ocupó cargos destacados como alférez real de la ciudad, jefe político e intendente de la provincia de Comayagua, diputado de la Asamblea Nacional Constituyente y, finalmente, presidente de Honduras. En 1804, la residencia fue habitada por Norberto Serrano Polo, decano del Colegio de Abogados de Guatemala y asesor jurídico de la Intendencia de Comayagua.

En 1862, durante la era republicana, la casa fue confiscada por el presidente José María Molina y se convirtió en la Casa Presidencial de Honduras. Cuando la capital se trasladó por primera vez a Tegucigalpa, la casa dejó de ser la residencia presidencial, pero volvió a cumplir ese papel cuando la capital regresó a Comayagua bajo el gobierno de Ponciano Leiva Madrid. En 1880, con el traslado permanente de la capital a Tegucigalpa, la casa dejó de ser la residencia presidencial de manera definitiva.

Desde finales del siglo XIX hasta 1940, la casa desempeñó diversas funciones administrativas para la ciudad. En 1940, una parte del edificio fue designada como museo privado. En la década de 1970, la propiedad pasó a ser administrada por el Instituto Hondureño de Antropología e Historia, siendo nombrada como el "Museo Regional de Arqueología de Comayagua". En 1995, se convirtió en la sede del programa "Comayagua Colonial", siendo un proyecto piloto que albergaba las oficinas del Plan Maestro y la Escuela Taller.

Recorrido por las salas

Al ingresar al museo, se descubren cuatro amplios corredores que rodean un exquisito jardín. Antes de adentrarse en las salas de exposición, destacan tres antiguas máquinas que formaron parte de la primera imprenta traída por Francisco Morazán en 1828. Estas reliquias históricas fueron utilizadas para imprimir los dos primeros libros de Honduras: "Rudimentos de Aritmética" y el diario oficial "La Gaceta".

Entre las fascinantes piezas que alberga el museo se encuentra la primera fachada del reloj más antiguo de América, datado en el año 1100 a.C., originalmente ubicado en la Catedral Inmaculada Concepción. Este recinto resguarda diversas reliquias, incluyendo objetos que ilustran la rica historia de Honduras. Antes de la pandemia de COVID-19, el museo solía recibir alrededor de 100 turistas diarios y ahora busca revitalizarse aplicando rigurosas medidas de bioseguridad.

Una de las primeras salas del museo se dedica a la paleontología, exhibiendo plantas y huesos de antiguos animales como el Oso Perezoso Gigante, colmillos de mastodontes y una obsidiana utilizada por los Lencas para fabricar puntas de flechas. La segunda sala se centra en el arte rupestre, presentando esencias de petroglifos y pictogramas, incluyendo sitios como El Cedral y la Cueva del Gigante, esta última con 9,400 años de antigüedad y considerada un lugar sagrado para la cultura indígena.

En el siguiente salón, dedicado al periodo formativo, se exhiben las primeras piezas en barro descubiertas en el Valle de Comayagua. También se muestra un retrato de dos pirámides del primer parque arqueológico de Honduras, El Chical, ubicado en Yarumela, La Paz, que data de 2000 a.C. Además, se presenta un entierro lenca con 950 años de antigüedad.

La siguiente sección ofrece una visión alusiva a las épocas clásica y preclásica, específicamente en el año 300 d.C. En este espacio, se destacan cerámicas que incluyen la única estatuilla de barro en honor al Emperador Canquigue y a sus dioses. Las vasijas muestran representaciones del juego de pelota, jaguares, monos y murciélagos, elementos de gran importancia para esa cultura. Todas estas piezas son auténticas y originales, ofreciendo una ventana única a la rica historia de Honduras.

Obras de valor cultural histórico

En la sala de intercambio, que se ubica en la anterior descripción, se sumerge a los visitantes en el periodo precolombino de Honduras. En este espacio, se exhiben piedras de moler utilizadas por los ancestros, prendas de vestir pertenecientes a los lencas, una piedra de jade hallada en la represa Francisco Morazán y la emblemática pintura lenca "Estuco".

A pocos pasos de distancia, se accede a la quinta sala, donde destaca una lápida del sacerdote Juan Segismundo Flores y Gallo, conocido por su participación en la santa inquisición en Comayagua, un capítulo oscuro de la historia religiosa católica. También se exhiben dos antiguos sellos, uno de la casa presidencial y otro del primer colegio del país.

El museo alberga una pintura original del siglo XVIII de la Virgen Dolorosa y un cuadro de la Santa Cena con más de 145 años de antigüedad. Además, se presentan los dos primeros escudos de guerra de Comayagua, así como utensilios de bronce y plata traídos por el sacerdote Manuel de Jesús Subirana, defensor de los pueblos indígenas. En la siguiente habitación, se encuentra un cuarto del siglo XVII perteneciente a la familia Trinidad Castillo, equipado con cama, candeleros y baúles. También se destaca el primer cuadro de la Virgen de La Merced, pintado a mano por José Miguel Gómez, jefe de una tribu hondureña, cuya obra ha adquirido un considerable valor monetario debido al uso de oro en su creación.

El siguiente espacio del museo alberga objetos del periodo republicano, como la primera silla presidencial utilizada por los Jefes de Estado, las espuelas del caballo de Cabañas, su espada, armas de la época y artefactos empleados en la guerra contra El Salvador. También se presenta el primer buzón utilizado en el primer correo nacional.

Finalmente, el museo reserva un espacio especial para ilustrar las tradiciones de la ciudad, como el baile de los diablitos, la obra teatral "El Martirio de San Sebastián", las procesiones religiosas, el "Juan Casco" y las alfombras, una costumbre arraigada en Comayagua desde 1963.

Actualidad

Desde que se erigió el antiguo edificio colonial, ha experimentado dos procesos de restauración, debidamente autorizados. El primero tuvo lugar durante la administración del presidente Tiburcio Carías Andino en 1944, donde se llevaron a cabo diversas modificaciones con el propósito de mejorar sus condiciones. En aquel entonces, la edificación lucía en tres tonalidades: blanco, azul y amarillo.

La intervención más reciente en su estructura se llevó a cabo en enero de 2018, gracias a las iniciativas del gerente del museo, el abogado Héctor Enrique Portillo Machuca, con la colaboración invaluable de la Cooperación Española en Honduras.

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Kilo tapias peralta Escobar

Soy el fundador de Corporación KRONOZ, divulgador de ciencia, amante de la naturaleza, y fiel creyente del error y superación del ser humano, “El tiempo es solo una mera ilusión, el pasado, el presente y el futuro, existen simultáneamente, como parte de un rompecabezas, sin principio ni final”.

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