José Trinidad Reyes (biografía)
José Trinidad Reyes y Sevilla, nacido el 11 de junio de 1797 y fallecido el 20 de septiembre de 1855, destaca como una figura destacada en la historia de Honduras. Es reconocido como el fundador de la primera institución de educación superior en el país, conocida como la «Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto». Esta institución evolucionó posteriormente para convertirse en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde desempeñó el papel de su primer rector.
Indice de Contenido
Introducción
Se destacó como un activista contra la pobreza y sus causas, brindando asistencia a los desfavorecidos y defendiendo su derecho a la educación no solo en cuestiones de fe, sino también en aspectos seculares como la cultura y las ciencias.
El Padre Reyes escribió diversas pastorelas, posteriormente reconstruidas por Rómulo Ernesto Durón, las cuales constituyen las primeras manifestaciones teatrales en Centroamérica. La representación de estas obras sentó las bases en Honduras para el surgimiento posterior del teatro. Estas pastorelas, como "Navidad nuestra", se presentaban en las iglesias de Tegucigalpa y se han convertido en clásicos del teatro hondureño contemporáneo, destacando por su armoniosa fusión de las diversas tradiciones presentes en la Navidad hondureña.
Reyes fue un defensor activo de los derechos de las mujeres, evidenciado en sus pastorelas donde los personajes femeninos poseían una voz fuerte. Bajo el seudónimo de Sofía Seyers, escribió un manifiesto feminista, abogando por el derecho elemental de la educación para las mujeres. Las ideas expresadas en este artículo reflejan la influencia de las socialistas francesas y las ideas ilustradas de la Revolución francesa, de las cuales el Padre Reyes fue un destacado difusor en su faceta política.
Además, Reyes compartía afinidad con la Ilustración, el humanismo y el arte religioso. Estaba convencido de la importancia de las artes, especialmente el teatro, como instrumentos para civilizar y hacer progresar a las naciones. Durante su vida en Tegucigalpa, libró batallas significativas contra los excesos del fanatismo y la superstición, tanto en el ámbito político como religioso.
Comienzos
En el año 1804, ingresó a una institución educativa privada en Tegucigalpa, donde inició su aprendizaje en lectura y doctrina de la fe católica de la mano de la señorita Gómez, una de las distinguidas "maestras". A la edad de quince años, en 1812, adquirió conocimientos en lengua latina gracias al fraile Juan Altamirano del convento de Nuestra Señora de las Mercedes. Asimismo, recibió lecciones de dibujo a cargo de don Rafael U. Martínez, un pintor guatemalteco residente en Honduras, y también participó en clases de música.
El 20 de enero de 1815, emprendió un viaje desde Tegucigalpa hacia la ciudad de León con el objetivo de continuar sus estudios. Durante este trayecto, estuvo bajo la protección de Miguel Álvarez, un labrador del barrio de La Plazuela, y se unió a los devotos que realizaban una romería al pueblo El Viejo. En la Universidad de León, obtuvo un título de Bachiller en Filosofía, Teología y Derecho Canónico. Durante sus estudios, desempeñó el cargo de ayudante del Maestro de capilla en la Catedral de León, donde perfeccionó sus habilidades en música.
Vida como diácono y presbítero
En 1825, a raíz de la guerra civil en Nicaragua, los recoletos fueron expulsados y se vieron obligados a trasladarse a Guatemala. Durante su estancia allí, José Trinidad Reyes estudió los clásicos griegos y latinos, así como las obras de los dramaturgos españoles Lope de Vega y Calderón de la Barca. Además, exploró piezas teatrales provenientes de México, especialmente de Oaxaca y Chiapas. En este periodo, completó su formación humanista y religiosa.
En 1828, con permiso de sus superiores, regresó a Honduras para pasar tiempo con su familia. Durante su viaje, pasó por la ciudad de Chiquimula y se detuvo en Esquipulas, donde se dice que perdió momentáneamente la vista, aunque se recuperó en pocos días. El 13 de julio del mismo año, llegó a la vecina villa de La Concepción o Comayagüela, donde al día siguiente celebró su primera misa en la iglesia de La Concepción. Debido a la guerra entre los conservadores liderados por Mariano de Aycinena y Piñol y las tropas liberales del general Francisco Morazán, no pudo regresar a Guatemala y se estableció en el desocupado Convento de Nuestra Señora de la Mercedes en Tegucigalpa, que se convirtió en su residencia habitual hasta su fallecimiento.
En 1830, escribió un poema en verso para felicitar el cumpleaños del general Francisco Morazán, quien era el presidente de Centroamérica en ese momento. En 1835, llevó a cabo la reconstrucción de la capilla del templo de La Merced, así como los templos de San Francisco y El Calvario. También construyó los pequeños templos de Las Casitas, Soraguara y Suyapa, este último conocido por su pequeña virgen. Contribuyó a la reparación de la iglesia Parroquial de Tegucigalpa, que estaba en ruinas debido a los terremotos de 1809.
En febrero de 1837, pronunció un sermón panegírico con motivo de la restauración de la Iglesia Parroquial de Tegucigalpa y estrenó su misa "El Tancredo". Ese mismo año, a pesar de sufrir un ataque de cólera asiático mientras brindaba ayuda a las víctimas en Guatemala, logró recuperarse después de estar al borde de la vida y la muerte.
En 1838, escribió su segunda pastorela llamada "Micol", dedicada a las señoritas Juana y Rafaela Robelo. Anteriormente, ya había escrito "Noemí", que según fuentes confiables, es la más antigua de todas, redactada entre 1828 y ese año.
En 1840, elaboró su auto titulado "Adoración a los Santos Reyes Magos", dividido en tres actos, y en 1841 estrenó en Tegucigalpa su pastorela "Micol".
Supuesto encarcelamiento
Según la biografía del Padre Reyes escrita por el autor liberal Ramón Rosa, se afirma que Reyes fue propuesto como obispo de Honduras. Durante la visita del presbítero Jorge Viteri y Ungo a Europa en 1840 para encontrarse con el papa Gregorio XVI, el presidente de Honduras en ese momento, el general Francisco Ferrera, quien supuestamente desconfiaba de las ideas independientes de Reyes, informó al Vaticano que Reyes había fallecido. Como resultado, el papa nombró al presbítero Campoy y Pérez como obispo de la Diócesis.
Sin embargo, una investigación detallada realizada por José Vicente Martínez en una edición crítica de la obra en 1891 reveló que Viteri y Ungo no estuvo en Roma en 1840. Fue hasta el 6 de abril de 1841 que el gobierno de El Salvador comunicó a Honduras sobre el nombramiento de Viteri y Ungo como representante ante la Santa Sede para la creación de la diócesis de San Salvador. Honduras aceptó y envió a Viteri la terna de candidatos, incluyendo al Padre Reyes.
En una audiencia pública con el papa Gregorio XVI en agosto de 1842, Viteri y Ungo representó a los gobiernos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica ante el Pontificado. Después de la reunión, Viteri y Ungo informó a Honduras que el nuevo obispo sería preconizado en noviembre, destacando la necesidad de fondos para pagar las Bulas. Posteriormente, el 19 de octubre, indicó que el obispo ya había sido elegido. Mientras tanto, el Provisor José Xicolás Irías falleció en septiembre de 1842, nombrando a Campoy y Pérez como su sucesor. El gobierno hondureño aprobó este nombramiento.
En enero de 1843, Viteri fue consagrado como Obispo de San Salvador en Roma. Durante su viaje de regreso a Centroamérica, en París, recibió la nueva terna enviada por Honduras y la remitió a Roma. El Papa aprobó el proceso canónico y el 8 de febrero de 1844, se emitió la Bula que nombró a Campoy y Pérez como Obispo de Comayagua, dispensándolo del requisito de ser Doctor en ese momento.
Respecto a la supuesta detención de Reyes en 1845, las investigaciones de Martínez demostraron que no hubo evidencia de tal arresto. Sin embargo, en ese año, Reyes viajó a Comayagua y se encontró con el recién consagrado Obispo de Honduras, Campoy y Pérez.
Fundación de la Universidad Nacional de Honduras
El 14 de diciembre de 1845, se estableció en la Casa de Gobierno la "Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto", considerada como la génesis de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, fundada y dirigida por el Padre Reyes en su calidad de rector. Durante la ceremonia inaugural, Reyes pronunció un discurso elocuente que ha sido preservado en la Historia de la Universidad de Honduras, compilada por el maestro Esteban Guardiola.
En 1846, encontramos al Padre Reyes de nuevo en Comayagua, donde el 23 de mayo redacta su "Elegía al General don Francisco Ferrera" en memoria de la muerte de su hijo Fulgencio. Esta composición sugiere que no existía enemistad alguna con el General Francisco Ferrera, mostrando más bien una relación familiar reconocida.
En junio de 1847, tras el fallecimiento de su madre en Tegucigalpa, Reyes regresa a la ciudad. El 19 de septiembre, presidió la inauguración de la Universidad de Honduras junto al Jefe de Estado Juan Lindo y el Obispo Francisco de Paula Campoy y Pérez. En el mismo año, fundó la primera Biblioteca de Honduras, conocida como la Biblioteca de la Academia, y puso en funcionamiento la primera imprenta del país, llamada Imprenta de la Academia.
Esta imprenta había sido llevada a Honduras por el general Francisco Morazán en 1829 después de confiscarla en Guatemala. Además, Reyes introdujo el primer piano a la ciudad de Tegucigalpa, aunque su ubicación exacta, que se presume en el municipio de Ojojona y perteneciente a la familia Díaz Zelaya, no está históricamente confirmada.
Últimos años
En 1847, el Padre Reyes creó una de sus conocidas "Cuando...", composiciones satíricas llenas de humor familiar. Solo se han conservado dos ejemplares de estas composiciones, escritos en décimas octosílabas y que concluyen con la exclamación "cuando". En 1848, en respuesta a una invitación de estudiantes de la sociedad de Tegucigalpa, escribió su conocida "Invitación para el paseo a la laguna", fechada el 9 de febrero. Trágicamente, en 1849, su padre falleció debido a una enajenación mental.
El 16 de abril de 1850, Reyes compuso su poema "Honduras", una obra de seis octavas en decasílabos dedicada a los generales Gerardo Barrios y Trinidad Cabañas, así como a todos los soldados, oficiales y jefes de El Salvador y Honduras. El 29 de septiembre del mismo año, escribió "A la independencia", un poema de siete octavas en decasílabos, junto con un cuarteto del mismo autor como epígrafe.
El 2 de febrero de 1851, en el día de la Candelaria, estrenó su pastorela "Elisa", dedicada a las señoritas Juana y Jerónima Godoy. Este año, ya había escrito y estrenado otras pastorelas como "Neftalia", "Selfa" y "Rubenia", dedicadas a diferentes señoritas. Además, preparó su pastorela "Albano", dedicada a la señorita Raimunda Milla, cuyo estreno estaba programado para 1851, pero finalmente solo quedó ensayada debido a amenazas de violencia por alusiones a ciertos personajes políticos.
El 15 de septiembre de 1852, pronunció su "Discurso Político-Religioso" en la inauguración del Congreso Centroamericano, donde figuró como diputado de la nación. El 10 de octubre, escribió y dio a conocer sus "Octavas a los diputados del congreso nacional constituyente".
El 10 de septiembre de 1853, compuso su "Canto elegíaco" en memoria del obispo de León, Nicaragua, Jorge Viteri y Ungo.
A principios de 1854, el Padre Reyes experimentó problemas estomacales y recibió atención médica de los doctores Máximo Soto y Hipólito Matute. Durante este año, publicó sus "Lecciones elementales de Física", que en marzo se convirtió en libro de texto para la juventud de la época a través de la Imprenta de la Academia.
Antes de junio, emprendió un viaje a la ciudad de Comayagua, con el propósito de visitar al Obispo Hipólito Casiano Flores, recién consagrado en El Salvador, acompañándolo en su primera Misa Pontifical, según relata Ramón Rosa.
Próximo a su fallecimiento, escribió su pastorela más lograda poéticamente, "Olimpia", posiblemente inspirado en la figura feminista francesa Olimpia de Gouges, quien fue asesinada durante la Revolución Francesa por abogar por la igualdad entre hombres y mujeres, una causa que el Padre Reyes también defendía. Esta obra fue dedicada a la señorita Trinidad Boquín.
Retirándose al campo, específicamente a la cercana aldea de Soroguara, posiblemente a fines de julio, buscó recuperar su salud. Regresó a Tegucigalpa a finales de agosto, pero a partir de mediados de septiembre, se mantuvo en cama hasta su fallecimiento el 20 de septiembre a las diez de la mañana. En sus últimos momentos, estuvo rodeado de discípulos y familiares en la habitación que actualmente ocupa el Archivo Nacional, orientada hacia el patio trasero del edificio. Sus restos descansan en el presbiterio de la Iglesia Catedral, en el lado norte.