Parque Nacional Jeannette Kawas
El Área Protegida Blanca Jeannette Kawas Fernández (APBJKF) está situado en los territorios de Tela y Puerto Cortés, en las regiones de Atlántida y Cortés. Además, de manera cercana, la extensión del parque comienza a 3.5 km al occidente de la urbe de Tela y se prolonga por 35 km de litoral con un ancho aproximado de 20 km, abarcando una superficie cercana a las 79,381.78 hectáreas, equivalente a 793.81 km². Su contorno total suma 136.36 km. En este contexto, resulta relevante señalar que la zona especificada en el Decreto Legislativo 154-94 fue designada en el año 1994.
Indice de Contenido
Introducción
El perímetro del Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas se define de la siguiente manera: en su extremo norte, limita con el Mar Caribe a una distancia de 5 millas náuticas desde la costa. Al sur, su frontera está marcada por la línea férrea que conecta Tela y Puerto Cortés. Hacia el este, su límite se encuentra con la comunidad garífuna de San Juan. Por el lado oeste, colinda con el límite natural proporcionado por el cauce del Río Chamelecón.
Por otro lado, resulta importante enfatizar que de acuerdo a la Estrategia Nacional de Ecoturismo (2004), el Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández está integrado en el Corredor Caribe Esmeralda y en el Subsistema de Áreas Protegidas de la Bahía de Tela. Dicho subsistema abarca tres zonas distintas:
- Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández.
- Jardín Botánico Lancetilla.
- Parque Nacional Punta Izopo.
Es válido resaltar que existen otras áreas resguardadas que forman parte del Corredor Caribe Esmeralda en Honduras y que mantienen enlace con el parque en cuestión. Entre estas áreas se encuentra el Refugio de Vida Silvestre Texiguat.
Flora
El Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández, designado como sitio RAMSAR número 7224, alberga un extenso humedal que sostiene una rica diversidad de especies de flora, otorgándole un estatus de gran relevancia como área protegida a nivel nacional. Es un enclave singular en Honduras, albergando los cuatro tipos de mangle:
- mangle rojo (Rhizophora mangle),
- mangle negro (Avicennia germinnans),
- mangle blanco (Laguncularia racemosa)
- botoncillo (Conocarpus erectus).
Si bien en algunas zonas se considera que el botoncillo (Conocarpus erectus) es una especie vinculada al mangle, no debe subestimarse su importancia económica y ecológica, ya que juega un papel crucial al constituir el último vínculo ecológico que facilita la transición del humedal a la tierra firme.
Resulta fundamental destacar la variada composición de la flora presente en el parque, según se refleja en el análisis de la cobertura vegetal. El predominante tipo de bosque es el de humedales boscosos de agua dulce, hogar de especies como el zapotón (Pachira acuática) y la sangre (Pterocarpus officinalis), además de las previamente mencionadas especies de mangle, entre otras.
Después de un análisis detenido de los aspectos previamente expuestos, se hace imperativo señalar la presencia de especies dentro del Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández que, debido a su trascendencia ecológica y/o valor económico, así como a su estado de sobreexplotación en otras regiones, prácticamente han desaparecido.
Entre estas especies sobresale la Swietenia macrophylla, conocida como caoba del Atlántico, una madera preciosa cuya protección está respaldada por su inclusión en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES). Asimismo, se encuentra presente la Cedrela odorata o cedro, cuyo estatus se registra en el Apéndice II de la misma Convención.
La existencia de estas especies de relevancia nacional en el parque resalta la importancia de conservar sus ecosistemas en su estado natural. Con este propósito en mente, se torna fundamental brindar una visión exhaustiva de las especies de flora presentes en el Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández que se encuentran protegidas por alguno de los apéndices de la CITES.
Es relevante destacar que a lo largo de los confines del parque se pueden avistar extensas plantaciones de palma africana (Elaeis guineensis), cuya explotación se realiza a nivel industrial y la coloca como el principal motor económico en muchas comunidades circundantes al parque. Sin embargo, conviene resaltar que diversos análisis, como el estudio titulado "La Palma Africana especie exótica e invasora en los humedales costeros marinos de la vertiente de Honduras" y el Programa Mundial sobre especies invasoras, ponen de relieve la necesidad de ejercer una atención vigilante sobre estas plantaciones. Esto se debe a que la palma africana es una especie invasora y sus efectos promueven la expansión de la frontera agrícola en dirección hacia la zona central del parque.
Fauna
La fauna silvestre que habita el Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández se destaca por su rica diversidad, manteniendo una estrecha relación ecológica con los diferentes tipos de vegetación presentes, tanto en los entornos terrestres como acuáticos y costeros-marinos.
Aves: Dada la naturaleza de humedal del parque, resulta fundamental mencionar que este hábitat alberga una notable abundancia de aves, incluyendo especies migratorias que pasan temporalmente o que son residentes estacionales, desempeñando un rol crucial en el ecosistema (véase Cuadro 9). El estudio de la Línea Base de la Bahía de Tela identifica un total de 345 especies de aves en la zona. En el contexto del ecoturismo, las aves conforman el grupo de vertebrados más destacado, subrayando la importancia de establecer estrategias y acciones concretas para su preservación. Al menos 80 especies locales poseen un potencial ecoturístico significativo, especialmente las aves acuáticas migratorias y residentes como la espátula rosada (Platea ajaja), ibis blanco (Eudocimus albus), cigüeña (Mycteria americana), bujaja (Cochlearius cochlearius), pichiche (Dendrocygna autumnalis), pato real (Cairina moschata), rayador negro (Rhyncops niger), tucán (Rhamphastus sulfuratus), así como diversos colibríes, loras y pericos.
Reptiles: La herpetofauna de la Bahía de Tela está compuesta por 121 especies distintas, de las cuales 32 son anfibios, 1 es especie de cocodrilo, 8 son especies de tortugas (tanto marinas como lacustres), y también se cuentan 31 saurios y 48 serpientes distintas. En consecuencia, en la Bahía de Tela se concentra el 32% del total de herpetofauna documentada en Honduras.
Mamíferos: A nivel local, se ha constatado la desaparición de tres especies de mamíferos debido a presiones humanas sobre su hábitat, en particular debido al avance de la frontera agrícola y la caza. Las especies desaparecidas son el danto o tapir (Tapirus bairdii), el pecarí de labios blancos o quequeo (Tayassu tajacu) y el oso caballo (Mirmecophaga tridactyla).
Peces: Dentro del conjunto total de especies, veinticinco son empleadas en la pesca artesanal, la alimentación, el ecoturismo y el comercio. Cuatro especies tienen un interés especial para el ecoturismo: el sábalo (Megalops atlanticus), el robalo (Centropomus spp.), el chunte (Arius assimilis) y la vaca (Bagre marinos). En el estudio sobre la comunidad de peces en la Laguna de Los Micos del PNJK14, se identifican 23 familias que comprenden 48 especies.
Las familias más representadas son Cichlidae con seis especies, seguida de Poecilidae con cinco especies, Centropomidea (robalos) y Carangidae (jureles) con cuatro especies cada una. Este estudio reporta 34 especies para la ictiofauna de Honduras. Las especies más abundantes son Atherinella milleri, representando el 20% de las capturas, seguida por Anchoa belizensis, Trachinotus falcatus, Polidactilus virginicus, Poecilia sp., Agonostomus montícola, Chiclasoma uropthalmus, Mugil curema, Pocilia orri y Caranx latus.
Ecosistemas de bosques
El Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández se enmarca en dos zonas de vida ecológica distintas, según la clasificación de Holdridge:
- Bosque Húmedo Tropical (BHT): Este ecosistema se caracteriza por tener temperaturas que superan los 24°C y una pluviosidad anual que oscila entre 2000 y 4000 mm. Esta zona abarca la mayor porción del área terrestre del parque, representando el 98.89% del total (45,381.23 hectáreas).
- Bosque Seco Tropical (BST): Esta formación vegetal se distribuye en altitudes entre 0 y 1000 metros sobre el nivel del mar. Sus condiciones climáticas se definen por temperaturas mayores a 24°C (piso térmico cálido) y precipitaciones anuales entre 700 y 2000 mm, con uno o dos períodos marcados de sequía al año. Esta zona de vida ocupa una franja angosta en la parte meridional del Parque, sumando 510.06 hectáreas.
A nivel más amplio, en Honduras se identifican ocho zonas de vida según la clasificación de Holdridge. No obstante, en el Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández, la zona de Bosque Húmedo Tropical (BHT) es la que predomina, configurando el principal entorno ecológico de este espacio protegido.
Dentro de las dos zonas de vida presentes en el parque, se encuentran una diversidad de ecosistemas generales, tales como bosques latifoliados, bosques inundables, estuarios, manglares, humedales, lagunas costeras, campos de algas, campos de pastos, marismas costeras, marismas salinas, surgencias, bahías, costas rocosas, costas con farallones, playas arenosas y dunas, además de arrecifes dispersos. Estos diversos ecosistemas generales coexisten y evolucionan de manera interdependiente, contribuyendo a la estabilidad del conjunto del área costera.
Es esencial destacar que cualquier desequilibrio que ocurra en uno de estos ecosistemas tiene un impacto directo en los demás. Por ejemplo, la estabilidad de la línea costera se encuentra intrínsecamente ligada a factores cruciales como el suministro de sedimentos y el tipo de material que proviene de fuentes como ríos, quebradas, lagunas costeras, estuarios, pastos marinos y arrecifes. La cantidad de material aportado depende de procesos erosivos en el bosque y otros hábitats circundantes. Asimismo, la velocidad de la corriente litoral, el transporte de sedimentos y los patrones normales de viento y oleaje desempeñan un papel crucial en la salud y el equilibrio de estos ecosistemas.
La interacción y evolución conjunta de estos ecosistemas no solo influye en la biodiversidad local, sino que también contribuye a mantener la funcionalidad y la resiliencia del área costera en su totalidad. Cualquier perturbación en uno de estos componentes puede desencadenar efectos en cadena que afectan el equilibrio de todo el sistema. Por lo tanto, la conservación y el manejo adecuado de estos ecosistemas generales resultan fundamentales para salvaguardar la salud y la sostenibilidad de la zona costera.
Ecosistemas Marino-costeros
La diversidad de ecosistemas en el Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández se manifiesta en una variedad de ambientes costeros y marinos:
- Playa Arenosa: Estos sitios costeros y marinos pueden estar expuestos o cubiertos, y presentan playas amplias o angostas con arena de diferentes tonalidades. Su pendiente es suave, y en este entorno prosperan plantas como ciperáceas, gramíneas, Ipomoea pes-caprae, Coccoloba uvifera, Cocos nucifera, Terminalia cattapa y Anacardium brasiliense. Estas playas desempeñan un rol crucial para aves marinas residentes y migratorias, así como para el desove de tortugas marinas. Su extensión abarca desde la barra del Río Chamelecón hasta el Río Lancetilla.
- Arbustos de Playa: Caracterizados por vegetación arbustiva limitada por el viento fuerte y suelos arenosos, estos arbustos alcanzan alturas de 1 a 3 metros. Encontramos especies como mimosáceas, uvita de playa, guayabo, gramíneas y otras. Estas áreas, ubicadas en franjas contiguas a la playa de arena, son importantes hábitats para aves residentes y migratorias, mamíferos, iguanas, lagartijas e insectos.
- Costa con Farallones: Elevaciones rocosas en la orilla de la costa forman acantilados emergidos. Estas zonas, presentes en lugares como Punta Sal, están adornadas con orquídeas, cactos y palma tike (Rhaphia sp.). Son fundamentales para el anidamiento de aves marinas, a menudo en asociación con arrecifes coralinos bajo el nivel del mar.
- Bahía: Estos ambientes marinos están resguardados de los vientos y las fuertes olas. Aunque ocasionalmente son visitados por especies de mar abierto como delfines, ballenas y tortugas marinas, también son hábitats para especies de humedales como el manatí o vaca marina. Ejemplos se encuentran en la Bahía de Tela.
- Arrecife Coralino: Ecosistemas marinos de gran biodiversidad que se encuentran en aguas someras, con una profundidad de 0.5 a 40 metros. Estos ecosistemas prosperan en aguas claras que permiten una adecuada penetración de la luz solar para la fotosíntesis. Las temperaturas son moderadamente cálidas y constantes, oscilando entre 22 y 29°C.
Cada uno de estos ecosistemas aporta un valor único al equilibrio y la funcionalidad del área costera del parque, y su conservación es esencial para preservar la biodiversidad y la salud de todo el ecosistema.
Ecosistemas de Humedales
Dentro del Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández, una diversidad de ecosistemas acuáticos y costeros se entrelazan para crear un entorno único y vital:
- Manglar: Estos ecosistemas prosperan en áreas con influencia de las mareas, rodeando lagunas costeras. Adaptados a suelos inundados, albergan especies como el mangle rojo (Rhyzophora mangle), mangle blanco (Laguncularia racemosa), mangle negro (Avicennia germinnans), botoncillo (Conocarpus erectus) y helecho de pantano (Acrosticum sp.). Además de su importancia para aves acuáticas migratorias y residentes, los manglares sirven como criaderos para especies comerciales de crustáceos, moluscos y peces. Lugares como la Laguna de Los Micos y Laguna Quemada son hábitats manglares.
- Bosque Inundable (Selva de Bajura): Esta vegetación compleja se desarrolla en suelos anegados, con especies adaptadas como sangre (Virola sp.), zapotón (Pachira acuatica) y varillo (Ximphonia globulosa). Antaño distribuido ampliamente en las desembocaduras de los ríos Ulúa y Chamelecón, ahora se encuentran parches en esa región y alrededor de las principales lagunas. Es esencial para vertebrados como el jaguar, monos olingo y cara blanca, cocodrilos, avifauna e ictiofauna, además de la propia vegetación.
- Estuario: En la desembocadura de ríos grandes, se mezcla el agua dulce con la salada, creando ambientes salobres. Los estuarios, que suelen formar deltas con marismas y pantanos, son cruciales para el desove y crecimiento de especies acuáticas comerciales como peces, crustáceos y moluscos. Ejemplos incluyen la Barra de los ríos Ulúa, Chamelecón y Tinto.
- Delta: En la temporada de lluvias, los ríos grandes generan acumulaciones de agua dulce en la desembocadura, formando bosques inundables e inundados.
- Laguna Costera Salobre: Estas lagunas comunican con el mar, experimentando mezcla de agua dulce y salada. Rodeadas por manglares, bosques inundables, pantanos y otros humedales, proveen descanso a especies migratorias acuáticas como peces y aves. Ejemplos son las lagunas de Los Micos, Quemada, Diamante y Tisnachi.
- Canal: Construidos en las décadas de 1930 y 1940 por empresas bananeras, estos canales son cuerpos de agua con dimensiones variables.
- Lagunetas de Temporada: Pequeños cuerpos de agua en terrenos bajos del litoral, que se llenan con aguas de lluvia y desbordamientos estacionales de ríos. Estos entornos de vital importancia para aves acuáticas migratorias y residentes, anfibios y peces, además de invertebrados y vertebrados terrestres locales, se forman durante el invierno.
La interacción y conservación de estos diversos ecosistemas juegan un papel crucial en la preservación de la biodiversidad y la sostenibilidad del área.
Ecosistemas de Montaña
Dentro del Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández, diversos ecosistemas terrestres se entrelazan para formar un paisaje único:
- Bosque Tropical de Hoja Ancha: Este ecosistema alberga especies arbóreas que mantienen su verdor durante todo el año, tanto en partes bajas como en elevaciones montañosas de la Sierra de Nombre de Dios.
- Bosque de Galería: En franjas a lo largo de ríos, quebradas y otros cuerpos de agua, este bosque está compuesto por árboles y arbustos con copas entrelazadas. Especies como Guama (Inga sp.), Guanacaste (Enterolobium ciclocarpus) y Ceiba (Ceiba pentandra), entre otras, son parte de este ecosistema caducifolio.
- Quebrada: Estos pequeños cursos de agua tienen su origen en montañas. Son angostos y poco profundos, generalmente con una longitud menor a 10 km. Su lecho puede variar de arenoso a rocoso, y en sitios no perturbados, el agua es clara, aunque puede tornarse marrón en zonas despejadas. Las quebradas se extienden hasta otros ríos más grandes o incluso llegan al mar Caribe, a menudo con bosques de galería en sus márgenes.
Cada uno de estos ecosistemas contribuye de manera única a la biodiversidad y el equilibrio del parque, formando una red interconectada de hábitats terrestres esenciales para la vida silvestre y la salud del entorno.