Refugio de Vida Silvestre Santa Elena

Abarca la totalidad del extremo oriental de la Isla Roatán, la más grande de las tres Islas de la Bahía. Al norte de Roatán, limita con el pintoresco pueblo garífuna de Punta Gorda e incluye la Isla de Santa Elena, así como los manglares que la conectan con Roatán, la Isla de Morat y la Isla de Barbareta. Su límite sur se extiende hasta la Bahía de Port Royal, abarcándola por completo.

 
 

Introducción

El pequeño bosque en Diamond Rock representa el último vestigio de un Bosque Húmedo Tropical en toda la isla, mientras que los manglares que se extienden entre Roatán y Santa Elena son los últimos y más extensos de todas las islas. Se ha informado, aunque aún no se ha confirmado, la presencia del cocodrilo en esta área. En cuanto al manatí (Trichechus manatus), se menciona que alguna vez habitó Roatán, pero no se ha avistado uno en al menos 30 años.

Santa Elena

 

Otra especie de vida silvestre que se ha extinguido en las islas es el chancho de monte, mientras que el venado y las iguanas enfrentan graves amenazas en la actualidad. Además, los robles y pinos de Roatán eran tan abundantes y majestuosos que incluso hubo un aserradero en funcionamiento hasta hace unos 35 años cerca de Oak Ridge.

Los arrecifes coralinos de Roatán, que albergan una riqueza pasada y presente de flora y fauna, son verdaderamente incomparables en términos de belleza natural marina. En su lado norte, el arrecife forma una barrera casi continua, solo interrumpida por estrechos canales creados por el propio sistema de arrecifes. Se considera uno de los arrecifes más grandes del mundo, después del Gran Arrecife de Australia.

Ambos arrecifes están adornados con formaciones espectaculares que incluyen cuevas submarinas, grietas, túneles, medias lunas y paredes verticales, entre otros. Estos elementos submarinos son extremadamente atractivos para el turismo internacional de buceo, y también se pueden encontrar restos de barcos hundidos, algunos de la época colonial.

Además de sus tesoros marinos, Roatán también cuenta con vestigios de antiguos asentamientos indígenas, aunque en menor número que Utila. Durante la ocupación inglesa de la isla, Port Royal fue un importante poblado, y aún hoy se pueden apreciar los restos de una de las fortificaciones construidas para su defensa: el Fuerte George en el cayo frente a la entrada de la bahía y el Fuerte Frederick en la punta rocosa frente al cayo. Para acceder al parque, los visitantes pueden utilizar la única carretera que atraviesa la isla de norte a sur, que conecta el aeropuerto con la Punta Este.

Isla Santa Elena

Lo que hace que la Isla Santa Elena sea especialmente intrigante es la forma de llegar a ella, ya que se puede acceder por vía marítima desde la vecina Isla de Roatán a través de un estrecho canal que la separa de esta última. Durante este recorrido, los visitantes también tienen la oportunidad de admirar los manglares, que son únicos en la zona.

Una vez en la Isla Santa Elena, los visitantes pueden maravillarse con sus hermosas playas de arena blanca, explorar cuevas que datan de tiempos remotos y experimentar la calidez y hospitalidad de la gente local, quienes los recibirán con entusiasmo.

Santa Elena es uno de esos tesoros escondidos que albergan numerosas curiosidades y que son ideales para visitar en familia, en pareja o con amigos. Este destino es perfecto para unas vacaciones relajantes y para disfrutar de un fin de semana rodeado por las aguas del mar Caribe y la exuberante naturaleza que predomina en la isla.

Con una longitud de aproximadamente 3 kilómetros, Isla Santa Elena se posiciona como la quinta isla más grande del Departamento de Islas de La Bahía.

El idioma predominante en la Isla Santa Elena es el inglés criollo, un legado de su pasado como colonia británica durante más de dos siglos. Sin embargo, el español también es comúnmente hablado en la isla.

Un dato de interés es que, a pesar de encontrarse en territorio hondureño, la isla es conocida como Isla Santa Elena, aunque su nombre original en inglés es Saint Helene o St. Helene.

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Kilo tapias peralta Escobar

Soy el fundador de Corporación KRONOZ, divulgador de ciencia, amante de la naturaleza, y fiel creyente del error y superación del ser humano, “El tiempo es solo una mera ilusión, el pasado, el presente y el futuro, existen simultáneamente, como parte de un rompecabezas, sin principio ni final”.

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