Catedral de San Miguel Arcángel (Tegucigalpa)

En 1967, la parroquia de San Miguel Arcángel recibió la distinción de monumento nacional en Honduras. La construcción, a cargo del arquitecto guatemalteco José Gregorio Nacianceno Quiroz, fue inaugurada en 1782 por fray Antonio de San Miguel.

 
 

Introducción

La capital de la república de Honduras, Tegucigalpa, alberga la imponente catedral dedicada al arcángel San Miguel. Este majestuoso edificio es reconocido como uno de los monumentos más destacados de Honduras y se erige como patrimonio del estado hondureño. A lo largo de los años, la catedral ha sido sometida a varios procesos de restauración, testimoniando así el esfuerzo continuo por preservar su esplendor arquitectónico.

Catedral San Miguel Arcangel

 

En el año 1746, un devastador incendio arrasa con el templo de la Limpia de la Inmaculada Concepción, consagrado a la virgen del mismo nombre, ubicado en la villa de Tegucigalpa, dejándolo en ruinas. Ante esta tragedia, el obispo Diego Rodríguez de Rivas y Velasco, quien en ese momento ostentaba el cargo eclesiástico en la ciudad de Comayagua, toma la decisión en 1756 de erigir un nuevo templo en el mismo emplazamiento. La responsabilidad de llevar a cabo esta encomienda recae en el párroco José Simeón Zelaya Cepeda.

Antecedentes

La construcción inicial de la catedral de Tegucigalpa tuvo dos fases distintas. La primera fase, llamada Parroquia de San Miguel Arcángel, fue fundada en 1763. Posteriormente, entre los años 1765 y 1786, el presbítero José Simeón de Zelaya Cepeda, formado en el Colegio Tridentino de Comayagua, inició la edificación de la catedral. La dirección arquitectónica estuvo a cargo de José Gregorio Nacianceno Quiroz, un talentoso arquitecto guatemalteco. La obra fue consagrada e inaugurada por fray Antonio de San Miguel en 1782.

En 1823, coincidiendo con la independencia de la federación centroamericana, un terremoto causó daños en el techo del templo, obligándolo a cerrar temporalmente hasta que fue completamente restaurado en los años subsiguientes. La catedral resistió las guerras civiles de Honduras en 1919 y 1924, durante las cuales varios edificios de Tegucigalpa sufrieron daños por balas, pero la estructura del templo permaneció indemne.

Entre 1934 y 1938, se llevó a cabo un extenso proceso de restauración, enfocado en preservar las obras artísticas en su interior. La pintora hondureña Teresa Victoria Fortín Franco colaboró con el maestro Alejandro del Vecchio en la decoración y restauración de algunas obras en la iglesia catedral de Tegucigalpa.

Con el transcurso de las décadas, se realizaron excavaciones arqueológicas en el interior del templo para entender las técnicas de construcción empleadas. En años recientes, se restauró el color original salmón del edificio y se llevaron a cabo trabajos de remodelación tanto en su interior como en sus patios laterales.

Arquitectura

El templo exhibe dimensiones impresionantes, con una longitud de 60 metros, un ancho de 11 metros y una altura de 18 metros. Se caracteriza por ser una sola nave cubierta con una bóveda de cañón corrido, culminada por una cúpula sobre la planta de tambor octagonal que se eleva a 30 metros de altura, la misma altura que ostentan las torres. El grosor de las paredes varía, siendo de 1.25 varas en los muros laterales y de 2.73 en la entrada principal.

En 1788, el pintor religioso José Miguel Gómez, egresado del Colegio Tridentino de Comayagua, completó la decoración pictórica en la catedral. Sus obras, como la Sagrada Familia, Santísima Trinidad, San Juan de Colazan y La Última Cena, así como los Cuatro Evangelistas, embellecen la bóveda. Estos trabajos se llevaron a cabo en acuerdo con el obispo fray Diego Rodrigo de Rivas.

El retablo mayor y el frontal de plata del altar principal, ambos de estilo rococó, destacan, al igual que la escultura de San Miguel. En la parte trasera de la catedral, se encuentra un patio con un altar dedicado a la Virgen de Lourdes. La fachada, con elementos de retablo, presenta ocho pares de grandes pilastras almohadilladas como principal ornamentación, siendo más pequeñas las del segundo cuerpo. Una balaustrada simulada cierra el segundo cuerpo y sirve como cornisa horizontal.

La Espadaña, con tres nichos y un reloj en el tope, separa los campanarios, cada uno con dos pisos y ocho grandes ventanas de arcos de medio punto, donde están suspendidas las campanas. Siete nichos decoran la fachada, siendo el central ocupado por la imagen de San Miguel Arcángel.

Los dos grandes portones de la fachada principal, que dan acceso a los jardines laterales, armonizan perfectamente con el resto del frontispicio. Aunque presentan una pequeña diferencia en el diseño de los pilares, un ancho friso recorre la fachada, centralizado por una gran ventana octagonal que ilumina el interior del coro.

Tras el terremoto de 1823, la catedral estuvo cerrada durante seis años para reparaciones. Posee dos patios laterales, uno con dos fuentes de agua, posiblemente utilizadas en el pasado como fuente de agua potable. El otro patio alberga una estatua de San Miguel Arcángel.

La catedral de San Miguel de Tegucigalpa se erige como una de las estructuras más antiguas e importantes de la ciudad, conservándose en buen estado general hasta el día de hoy. Su significado trasciende la esfera local de Tegucigalpa para abarcar toda la historia hondureña desde principios del siglo XX.

A pesar de su antigüedad, se ha propuesto un ambicioso proyecto de restauración para revitalizar el interior, el atrio, los patios laterales y la fachada, liderado por el departamento de investigaciones antropológicas a través de la sección de arqueología del Instituto Hondureño de Antropología e Historia.

Personajes sepultados en la catedral

a catedral alberga las sepulturas de diversos personajes de gran relevancia histórica, entre ellos:

  1. Presbítero José Simón Zelaya Cepeda: Destacado por su papel como constructor de la catedral, su legado perdura en la imponente estructura que dejó a la posteridad.
  2. Presbítero José Trinidad Reyes: Fundador de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), su contribución a la educación superior es recordada y honrada en la catedral.
  3. General José Santos Guardiola: Ocupó el cargo de presidente del Estado de Honduras, dejando una huella importante en la historia política del país.
  4. General Manuel Bonilla: Sirvió como presidente de la República de Honduras, siendo su figura también parte de la historia política hondureña.
  5. Obispo José María Martínez y Cabañas: Primer jerarca de la arquidiócesis de Tegucigalpa, su legado eclesiástico perdura y se refleja en la catedral que lideró.

Estos personajes descansan en la catedral, formando parte de la rica historia y herencia cultural de Honduras que perdura en este significativo lugar.

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Kilo tapias peralta Escobar

Soy el fundador de Corporación KRONOZ, divulgador de ciencia, amante de la naturaleza, y fiel creyente del error y superación del ser humano, “El tiempo es solo una mera ilusión, el pasado, el presente y el futuro, existen simultáneamente, como parte de un rompecabezas, sin principio ni final”.

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