Control de Plagas y Enfermedades en Cultivos

Una de las principales preocupaciones para cualquier productor agrícola es el combate contra plagas y enfermedades en los cultivos, ya sean causadas por factores naturales o químicos. Este desafío implica una gran lucha, en la que se utilizan métodos de control biológico o químico que no afecten a la salud de los consumidores o de los trabajadores encargados de la cosecha. Es importante tener en cuenta que, dependiendo del área de trabajo, también podemos exponer a los animales a estos peligros. Sin embargo, este tema será abordado en otro artículo.

 

Introducción

Las compañías que se dedican a la producción de sustancias químicas sostienen que la única alternativa viable para controlar las plagas es el uso frecuente de pesticidas. Sin embargo, esta estrategia puede ocasionar más perjuicios que beneficios. Por otro lado, la agricultura sostenible busca mantener los cultivos de una manera que reduzca los efectos de las enfermedades y las plagas a un nivel aceptable desde el punto de vista económico. Además, esta práctica también contribuye a disminuir los riesgos para la salud humana y el medio ambiente. A esta metodología se le conoce como manejo integrado de plagas (MIP).

control plagas

 

El manejo integrado de plagas se presenta como el método más eficaz para prevenir los inconvenientes ocasionados por las plagas y enfermedades en los cultivos, a la vez que se evita el uso de productos químicos nocivos para nuestro cuerpo y el medio ambiente. No obstante, a pesar de esta solución, muchos agricultores utilizan en exceso dichos químicos. Una de las empresas líderes en la comercialización de estos productos es Monsanto, la cual es una multinacional que domina el mercado alimentario mediante el uso de semillas transgénicas para sus cultivos, así como también controla la venta de pesticidas a nivel mundial.

Además de las estrategias convencionales de control químico y biológico de plagas, recientemente ha surgido un creciente interés por emplear técnicas de biotecnología para combatirlas. En este enfoque, no se recurre al uso de sustancias químicas o enemigos naturales, sino que se modifica genéticamente la planta para que produzca por sí misma compuestos que resulten poco atractivos o tóxicos para los insectos.


Hoy en día, la agricultura depende en gran medida del uso de productos químicos, ya que sin ellos resulta prácticamente imposible obtener una cosecha satisfactoria de los cultivos. Aunque el control de la población de plagas, incluyendo microorganismos causantes de enfermedades, es un elemento crucial del manejo integrado de plagas (MIP) y puede llevarse a cabo con la ayuda de enemigos naturales, en general se tiende a recurrir a métodos químicos. Sin embargo, lo apropiado es utilizar una combinación de ambos enfoques. Es fundamental emplear productos que sean poco tóxicos, pero altamente efectivos, y también es necesario tener mucho cuidado en su manejo, aplicación y almacenamiento para evitar intoxicaciones o efectos negativos en los cultivos.

La clave para obtener una producción exitosa de cultivos reside en el monitoreo constante de las enfermedades y plagas para minimizar sus efectos sobre las plantas. Para ello, podemos fomentar un suelo saludable, optar por variedades de plantas resistentes, mantener una correcta distancia entre las plantas, cultivar diversas especies en rotación y alternar las áreas de siembra. Además, podemos combatir las pequeñas plagas manualmente con guantes protectores, y construir barreras que permitan la entrada de luz solar y viento, pero eviten el acceso de insectos u otros animales. 

En los últimos años, hemos visto un drástico aumento en la propagación de plagas y enfermedades en los cultivos, esto se debe a factores como la globalización, el comercio, el cambio climático y la intensificación de la agricultura, lo que reduce la capacidad de recuperación de los sistemas de producción. Los brotes y recrudecimientos de plagas pueden ocasionar grandes pérdidas de cultivos y pastizales, lo que pone en riesgo los medios de vida de los agricultores vulnerables, así como la seguridad alimentaria y nutricional de millones de personas. Para hacer frente a este problema, se han desarrollado diversas herramientas y métodos para el control de plagas y enfermedades en los cultivos.

Desarrollo y mantenimiento de una tierra sana

Es crucial que antes de comenzar cualquier actividad de siembra y cosecha, se realice un análisis detallado del suelo que se va a trabajar. Es necesario garantizar un adecuado balance de nutrientes en la tierra, contar con un sistema de riego apropiado y asegurarse de que el ambiente en el que se desarrollarán los cultivos no esté expuesto a agentes contaminantes externos. Además, es importante controlar el ingreso de personas y maquinarias agrícolas para evitar perturbaciones en las etapas iniciales de crecimiento de los cultivos.

Mantener un ambiente con humedad relativa inferior al 85% es esencial para prevenir la aparición de enfermedades bacterianas y fúngicas. Es importante también garantizar una adecuada ventilación y espacio entre las plantas y el follaje para evitar microclimas propicios para la propagación de enfermedades. Mantener la salud del suelo es crucial para una buena producción de cultivos destinados al consumo humano. Un suelo saludable suele ser oscuro, suave y húmedo al tacto.

Para mantener la salud de los suelos es necesario llevar a cabo un análisis completo de la composición físico-química del mismo, con el fin de conocer su estado actual y determinar las necesidades nutricionales de los cultivos que se van a sembrar. Una vez hecho esto, se deben aplicar gradualmente pequeñas cantidades de fertilizante o abono orgánico, evitando la compactación del suelo por medio de una reducción en el uso de maquinaria y el pastoreo animal. Es fundamental mantener el suelo en óptimas condiciones para asegurar el suministro de nutrientes necesarios para un adecuado crecimiento y desarrollo de las plantaciones y, por ende, garantizar buenas cosechas.

Control químico

Se trata de una medida rápida y eficaz, aunque el Control Integrado de Plagas (CIP) tiene como finalidad reducir la utilización de productos químicos. Antes de recurrir a ellos, es necesario seguir las regulaciones nacionales y provinciales y utilizar únicamente productos registrados, siguiendo las instrucciones y especificaciones que éstos indican. El control químico se basa en sustancias tóxicas para las plagas, las cuales no deberían ser perjudiciales para la salud humana en teoría. Sin embargo, el uso excesivo de estos agentes químicos puede ocasionar daños a las cosechas.

Tenemos 5 grupos de pesticidas siendo los siguientes:

  1. Los fungicidas: utilizados para combatir los hongos.
  2. Los herbicidas: que se utilizan contra las malezas.
  3. Los insecticidas que destruyen los insectos dañinos.
  4. Los acaricidas: que protegen las plantas de los ácaros.
  5. Los nematicidas, que controlan los nematodos que atacan a las plantas.

La utilización de agentes químicos para combatir plagas se ha popularizado gracias a su bajo costo, sencillez de aplicación, efectividad, disponibilidad y durabilidad. Estos productos suelen actuar de manera rápida, lo que limita el daño que las plagas puedan ocasionar a los cultivos.

Los pesticidas son considerados como un recurso extremo de control, ya que su uso inadecuado genera graves problemas ambientales y de seguridad alimentaria. Es importante tener precaución al utilizar insecticidas, asegurándose de que sean compatibles con los agentes de control biológico. Los productos químicos contienen materiales que son extraños al medio ambiente, lo que puede provocar contaminación y polución.

Control biológico

El manejo biológico se basa en la utilización de enemigos naturales para el control de plagas. Se busca establecer un equilibrio entre la población de la plaga y sus depredadores y parásitos naturales para mantenerla bajo control. Este método se enfoca en la utilización de insectos, aves, murciélagos y otros animales que se alimentan de las plagas, lo que ayuda a controlar su población y evita el uso de pesticidas. El objetivo principal del control biológico es mantener la integridad ecológica de los agroecosistemas.

Se han identificado varios agentes de control biológico eficaces, como los hongos del género Trichoderma que, al ser introducidos en el ambiente del invernadero, impiden que las enfermedades se propaguen o reducen su capacidad para infectar las plantas. También hay pequeñas avispas que se alimentan de polen y son depredadores naturales de las plagas. Es posible cultivar plantas que produzcan mucho polen para atraer a estas avispas y proteger así los cultivos de las plagas.

Es esencial llevar a cabo un seguimiento riguroso de la población de los agentes de control biológico, ya que en algunos casos estos pueden convertirse en una plaga, consumiendo los cultivos que deberían proteger. No obstante, existen numerosos estudios que identifican qué depredadores son adecuados para introducir en los cultivos y cómo regular su población. El uso del control biológico se ha convertido en una alternativa cada vez más popular, y ha permitido reducir la cantidad de pesticidas utilizados en la producción intensiva de cultivos, contribuyendo a una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

 

Siembre varios cultivos combinados

Esta técnica agrícola es muy efectiva y nos permite obtener una alta tasa de éxito en nuestras cosechas, ya que garantiza una producción del 75%. Consiste en dividir un terreno en cuatro partes iguales y sembrar diferentes tipos de cultivos en cada parcela, de manera que no se afecten entre sí. Al separar los cultivos de esta manera, en caso de que una plaga o enfermedad ataque una parcela, es probable que solo afecte el 25% de esa área. Sin embargo, la misma plaga no afectará todas las parcelas ni los mismos tipos de cultivos, lo que nos permitirá obtener una producción del 75% de nuestras cosechas.

Al sembrar una variedad de cultivos diferentes, creamos un ambiente favorable para los insectos benéficos, mientras dificultamos que las plagas encuentren el cultivo que buscan para alimentarse. Además, esta práctica mejora la seguridad alimentaria, ya que, si uno de los cultivos falla, todavía tenemos otros que podemos utilizar. Algunas plantas tienen la capacidad de repeler insectos o patógenos. Al cultivar estas plantas como compañeras de los cultivos principales, podemos reducir efectivamente el riesgo de enfermedades o plagas en nuestras cosechas. Estas plantas son conocidas como cultivos compañeros.

Trampas, barreras y Monitorio continuo

El uso de barreras es un método tradicional y efectivo para evitar que las plagas invadan los cultivos. Las barreras pueden construirse con diversos materiales como ramas, madera, plástico o malla, y deben colocarse a una altura suficiente del cultivo para ser efectivas. En el área cercana a la barrera, se pueden plantar cultivos destinados a atraer y consumir las plagas que se quedan atrapadas en ella. No obstante, es importante prestar atención constante para evitar que la barrera se convierta en un lugar de proliferación de plagas y enfermedades.

Las trampas son un recurso muy valioso para controlar el comportamiento de las plagas, se pueden emplear para detectar su aparición temprana y prevenir infestaciones mayores. Una técnica eficaz es el uso de trampas con feromonas, que son muy precisas y fiables. Las trampas con feromonas pueden ser utilizadas como medida de control mediante la confusión sexual de los insectos, lo que reduce la población de plagas y evita daños a los cultivos.

El seguimiento constante implica garantizar un ambiente propicio para el progreso, la evolución y el bienestar del cultivo, y siempre que sea factible, establecer condiciones que sean contrarias a las enfermedades y plagas. Revise sus cultivos de manera periódica. De esta forma, podrá determinar cuándo es apropiado permitir que los insectos beneficiosos realicen su trabajo y cuándo es recomendable utilizar pesticidas naturales o aplicar otras medidas.

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Kilo tapias peralta Escobar

Soy el fundador de Corporación KRONOZ, divulgador de ciencia, amante de la naturaleza, y fiel creyente del error y superación del ser humano, “El tiempo es solo una mera ilusión, el pasado, el presente y el futuro, existen simultáneamente, como parte de un rompecabezas, sin principio ni final”.

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